martes, 22 de mayo de 2012

Demencia invernal

Una tarde de invierno, salí a jugar en la nieve, hasta que me caí. Resumo esa parte debido a que no modifica la historia. No sabía en donde estaba, podía jurar que el ahora pequeño agujero que se encontraba sobre mi cabeza no estaba allí mientras jugaba. Pedí ayuda e intenté trepar para salir, pero de nada sirvió, ya que nadie vino a rescatarme. Luego de un rato, comencé a escuchar una voz que susurraba mi nombre, no se oía muy lejos de donde me encontraba, así que la seguí. Ella me llevó por un túnel que se iluminaba coloridamente a medida que yo avanzaba; hasta que dejé de oírla. Pasó un tiempo en lo que todo se oscureció, los bellos colores ya no estaban. Me sentía perdida, aflijida y ese lugar ya estaba atemorizándome. Pero de pronto una gran y brillante luz de color rosa iluminó toda la habitación. Me encontraba rodeada de liebres colos salmón, y flores en distintas tonalidades de rojos claros. Aquel lugar era bellísimo. Quedé atónita unos momentos hasta que una liebre comenzó a hablarme. Ahora decir atónita es poco. Me pellizqué para comprobar si estaba soñando; me acerqué hacia un pequeño lago, también de color rosado, me mojé la cara, y no, estaba completamente despierta. Comencé a interactuar con la liebre, me sentía demente, pero qué mas da? No todos los días nos encontramos con un conejo parlanchín; al menos yo no...

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